
¿Puede el libertarismo transformar la economía de Colombia?
Por Fernando Basto C.
#FernandoReflexiones
El libertarismo es una filosofía política y económica que promueve la libertad individual, la propiedad privada y un gobierno limitado. Sus principios fundamentales se centran en la idea de que cada individuo posee derechos inalienables que no deben ser violados por otros ni por el Estado. Esta doctrina aboga por una economía de mercado libre, donde las decisiones económicas son tomadas por individuos en lugar de ser impuestas por regulaciones gubernamentales. Gracias a estos postulados, el libertarismo propone que una sociedad próspera es aquella donde los individuos son libres de actuar en su propio interés, lo que, en teoría, a su vez beneficia a la sociedad en su conjunto.
En el contexto colombiano actual, el libertarismo cobra especial relevancia debido a los retos económicos y sociales que enfrenta el país. Colombia ha lidiado con problemas como la corrupción, el desempleo y la desigualdad, lo que ha llevado a muchos a cuestionar el papel del Estado en la economía. La propuesta libertaria de un gobierno más limitado puede ofrecer soluciones innovadoras al incentivar el emprendimiento y la inversión privada, potenciando, así, el desarrollo económico. La descentralización de poderes y la reducción de impuestos son aspectos que pueden facilitar un entorno más propicio para negocios y emprendimientos.
Además, el libertarismo puede coexistir con valores conservadores de derecha, ya que ambos comparten la preocupación por el orden y la estabilidad. Mientras que el libertarismo enfatiza las libertades individuales, muchos valores conservadores también defienden la importancia de la cohesión social y la moral. Esta complementariedad puede fortalecer una propuesta política que busque innovación económica sin renunciar a principios éticos y culturales importantes para la sociedad colombiana.
El estado actual de la economía colombiana
Colombia ha experimentado recientemente una serie de cambios económicos significativos. En 2024, el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció un 1,7%, con una proyección de 2,5% para 2025. Sin embargo, este crecimiento aún es insuficiente para generar una transformación estructural en el mercado laboral y la reducción de la pobreza.
En términos de empleo, la tasa de desempleo en diciembre de 2024 fue del 9,1%, mientras que en el mismo mes de 2023 había sido del 10%. No obstante, el dato con ajuste estacional fue de 9,7%, mostrando un leve aumento respecto a noviembre (9,5%). En total, en diciembre de 2024 se crearon 756 mil empleos, mientras que el número de personas desempleadas disminuyó en 172 mil.
A pesar de la reducción del desempleo, la informalidad laboral sigue siendo un desafío estructural. El 86% de los nuevos empleos generados fueron por cuenta propia, lo que refleja un deterioro en la calidad del trabajo. Como resultado, la tasa de informalidad laboral alcanzó el 56,8% en diciembre de 2024, un incremento con respecto al 56,3% del año anterior, lo que significa que más de la mitad de la población ocupada en el país carece de acceso a seguridad social.
En cuanto a la inflación, se espera que para 2025 el índice de precios al consumidor aumente un 4,5%, reflejando una mejoría con respecto a los niveles de 2022 y 2023. Sin embargo, el país sigue enfrentando retos fiscales y económicos, como la necesidad de atraer inversión, reducir la carga tributaria y mejorar la eficiencia del gasto público.
Estos indicadores resaltan la urgencia de revisar las políticas económicas actuales y considerar enfoques alternativos que fomenten el crecimiento sostenible y la generación de empleo formal.
Principios libertarios aplicados a la economía
El libertarismo propone una serie de principios clave que pueden transformarse en herramientas efectivas para la economía de Colombia. Uno de los pilares fundamentales de esta filosofía es la reducción de la intervención estatal en la economía. Al disminuir la regulación y la burocracia, el gobierno puede permitir que los individuos y las empresas actúen de manera más libre. Esta flexibilización puede estimular la innovación y la competitividad, factores esenciales para el crecimiento económico sostenible. La libertad económica no solo beneficia a los emprendedores, sino que también proporciona a los consumidores una mayor variedad de opciones en el mercado.
Otro principio central del libertarismo es la defensa de la propiedad privada. La propiedad privada es vista como un motor crucial de la inversión y el desarrollo. Cuando los individuos tienen asegurados sus derechos de propiedad, están más inclinados a invertir en nuevos proyectos, así como a mejorar y mantener sus propiedades, contribuyendo, de este modo, al desarrollo económico del país. En Colombia, donde la incertidumbre sobre los derechos de propiedad a menudo frena la inversión, fortalecer este aspecto podría ser una solución tangible para impulsar la economía.
El libre mercado, otro componente crítico del libertarismo, también puede aportar soluciones significativas a los problemas económicos que enfrenta Colombia. La competencia en un mercado libre promueve la eficiencia y la innovación, ya que las empresas se ven incentivadas a mejorar sus productos y servicios para atraer a los consumidores. Esta dinámica no solo beneficia a las empresas, sino que también resulta en precios más bajos y mayor calidad para los consumidores. Además, un entorno de libre mercado tiende a fomentar la inversión extranjera, lo cual puede ser fundamental para revitalizar sectores económicos clave en el país.
Corto, mediano y largo plazo: Una transición inteligente
La implementación de políticas libertarias en Colombia debe pensarse como un proceso gradual, estratégico y adaptado a la realidad del país. No se trata de una transformación abrupta que elimine de inmediato la intervención estatal, sino de una evolución bien planificada que permita a la economía y a la sociedad adaptarse sin generar un caos que fortalezca a los opositores de estas ideas.
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Corto plazo: La prioridad debe ser eliminar las regulaciones y trabas burocráticas que ahogan el emprendimiento y la inversión. Esto implica una simplificación tributaria para pequeñas y medianas empresas, una reducción en la burocracia estatal y la eliminación de restricciones innecesarias que limitan la libre competencia. También es crucial reformar los programas de subsidios para que sean temporales y orientados a la inserción laboral en lugar de la dependencia.
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Mediano plazo: Se debe avanzar hacia una desregulación progresiva de sectores clave como el comercio, la industria y la educación. Un enfoque mixto en educación, permitiendo mayor participación del sector privado y esquemas de financiamiento basados en mérito y elección, puede ser una solución efectiva. También es clave incentivar la inversión privada en infraestructura y reducir la carga fiscal sobre la producción para estimular el crecimiento económico.
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Largo plazo: La visión a futuro debe estar enfocada en fortalecer un entorno de libertad económica donde el Estado tenga un rol mínimo y eficiente, asegurando solo aquellas funciones esenciales como la seguridad y el cumplimiento de contratos. Con un mercado más dinámico y una sociedad menos dependiente del asistencialismo estatal, Colombia podría convertirse en un país más competitivo, innovador y con oportunidades reales para todos.
Aprendizajes de otros países y su adaptación a Colombia
No se trata de copiar modelos sin considerar la realidad colombiana. Países como Nueva Zelanda y Chile han demostrado que una mayor apertura económica y la reducción del intervencionismo estatal pueden generar crecimiento sostenible. Sin embargo, cualquier reforma debe considerar la cultura política y social del país, evitando un rechazo inmediato por sectores que aún ven al Estado como el único garante de bienestar.
Un modelo exitoso en Colombia debería enfocarse en la gradualidad, asegurando que las reformas libertarias sean viables en el contexto actual. Por ejemplo, antes de privatizar sectores estratégicos, es fundamental garantizar competencia real y evitar monopolios disfrazados de libre mercado. También es clave promover el respeto a la propiedad privada y la seguridad jurídica para atraer inversión sin temor a cambios arbitrarios en las reglas del juego.
El reto político y social
Uno de los mayores desafíos es la resistencia política y cultural. La narrativa predominante en Colombia sigue justificando un Estado grande, y cualquier intento de reducir su influencia genera oposición inmediata. Por eso, más que imponer un modelo libertario de forma radical, la estrategia debe ser demostrar, con resultados concretos, que la libre competencia y la iniciativa privada ofrecen mejores soluciones que la intervención estatal.
Un enfoque inteligente debe buscar alianzas estratégicas con sectores conservadores, enfatizando la importancia de la responsabilidad individual, el esfuerzo y la meritocracia. Al construir un discurso que combine valores tradicionales con principios libertarios, se pueden ampliar las bases de apoyo para implementar cambios graduales sin generar una reacción adversa.
Un camino posible con visión y estrategia
El futuro de Colombia no está en el asistencialismo perpetuo ni en el estatismo ineficiente. Sin embargo, la transición hacia un modelo más libertario debe ser realista y progresiva, adaptándose a la realidad del país sin caer en posturas dogmáticas. La clave está en la combinación de reformas económicas inteligentes, un enfoque estratégico en la comunicación y una implementación gradual que demuestre sus beneficios de manera tangible.
Más que imponer, el libertarismo en Colombia debe persuadir. Y la mejor forma de hacerlo es con resultados.
Autor Fernando Basto C
Consultor Empresarial +25 años de experiencia
Analista Económico, Social y Político
www.fernandoreflexiones.com
Fuentes:
- https://www.andi.com.co/Home/Noticia/17792-la-tasa-de-desempleo-en-colombia-regist
- https://www.imf.org/en/Countries/COL
- https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/cuentas-nacionales-trimestrales/pib-informacion-tecnica